Karla Karla

Trabaja con la familia, con la imagen de madre a partir de la autobiografía. En su obra podemos encontrarnos con fotografías del álbum familiar, videoperformance y recreaciones de rituales familiares. Estos buscan reelaborar y resignificar situaciones del pasado que producen incomodidad cuando las traemos al presente, identificándonos desde diversos lugares autobiográficos. Utiliza experiencias de vida que suelen pasar inadvertidas en el cotidiano, como el parecido a nuestra madre y lo que esta, por el simple hecho de cumplir o no su rol, puede provocar en nosotres.

No es mi culpa

La artista nos presenta una mirada incómoda sobre el deber ser, sobre el conflicto del tener que ser como hay que ser, porque si eres mujer debes ser madre, porque si eres mujer eres objeto, eres la matriz en que se desarrolla el feto, porque si eres madre dejas de ser persona, eres una incubadora, esa es la norma.

La insistencia y obsesión atraviesan los muros de la muestra, las fotografías de estas paredes son la reproducción y ficción de una institucionalidad imperante en la sociedad chilena, la familia heteronormada, la familia patriarcal, la familia que tiene el deber de amar y obedecer.

La artista se apropia de ese lugar que es intocable, la familia y la madre, porque madre hay una sola y no se le puede cuestionar ni enfrentar. En este caso, maternarse a sí misma también es una posibilidad, cuidarse, y autoeducarse, desprenderse de esa herencia familiar incómoda, para ser y para incomodar.

El cuerpo primogénito porta la huella del dolor del origen del mundo, el martirio de todas las madres que preceden a este cuerpo actual, el mandato que durante siglos ha hecho que cualquiera que no sea hombre tenga que callar y rascarse con sus propias uñas, hasta ahora.

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